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¿Cómo ser un buen líder?

En primer lugar, considero que el liderazgo parte de una actitud y un comportamiento, es decir que hay un porcentaje de naturalidad en este rol. Igualmente, creo que si bien hay características de la personalidad que influyen en la forma en que se ejerce el liderazgo, hay capacidades y competencias que se pueden adquirir. Considero […]

En primer lugar, considero que el liderazgo parte de una actitud y un comportamiento, es decir que hay un porcentaje de naturalidad en este rol. Igualmente, creo que si bien hay características de la personalidad que influyen en la forma en que se ejerce el liderazgo, hay capacidades y competencias que se pueden adquirir.

Considero que un buen líder tiene que saber escuchar, y en esa escucha poder resolver las inquietudes que se plantean, dentro de lo posible, en un corto plazo. De esta manera, se genera pertenencia, seguridad en el líder y el equipo se siente cuidado. Lo importantes es ser sensible a las necesidades y aspiraciones de las personas, inspirando confianza.

Una buena líder mujer, y un buen líder en general,  tienen que generar empatía constante con su equipo, clientes y proveedores de forma natural, no forzado. Llegar al otro a través de la teoría del espejo, hablando el mismo lenguaje o código con el que cada uno se maneja, y poniéndose en el lugar del otro con una mirada humilde y amorosa.

Además, es importante tener una mirada humana, agradecida, y una coherencia entre el ser, el decir y el hacer. Esto es lo que marca la diferencia de un buen profesional. Por ello, promuevo con mis equipos, que manifiesten un corazón humilde y agradecido frente a los recursos que tengan a cargo.

Por otro lado, es clave el humor, cuan diferente es el día a día en el trabajo cuando lo que uno hace tiene una cuota de diversión. Esa energía se transmite y todo se vive con mayor alegría. A lo largo de estos 15 años lidere principalmente equipos de mujeres, y a pesar de los mitos que se generan entorno a esto, les aseguro que siempre nos hemos manejado en una perfecta armonía y camaradería con humor, respeto por el tiempo del otro y un excelente clima de trabajo. Siempre digo que mi consultora es el “Peter Pan” de un espacio laboral, donde convive y confluye, no solo la buena energía, sino lo lúdico, y el poder reírse de las propias equivocaciones.

También es importante darle la oportunidad a las nuevas generaciones de plantear como manejar algunas temáticas, dejar ser y dejar hacer. Escucho a mi equipo en cada propuesta que me acercan, las consulto sobre variedad de temas, las involucro en muchas de mis decisiones, las hago sentir que son parte. Esta libertad de trabajo es la que nos ha permitido crecer.

Otro de los puntos que rescato para ser un buen líder mujer es el respeto. Cuando hablo de respeto, no solo me refiero en el trato cotidiano, sino el respetar que cada una tiene su vida privada, valorando los espacios y tiempos del otro. Por ello, en la consultora les obsequiamos una semana de vacaciones de invierno, porque respeto muchísimo todo lo que dan en el año y es mi forma de reconocérselos. No es moda lo que establecí sino que siempre quise dar lo que me hubiese gustado recibir cuando era empleada.

En cuanto a los beneficios y el impacto del liderazgo femenino en empresas, agrego que la capacidad de las mujeres para colaborar, construir consenso, liderar e inspirar equipos se convierte en una herramienta fundamental en un entorno laboral cada vez más complejo e interconectado, donde resulta vital construir sentido de pertenencia para que las tecnologías no nos separen. Las mujeres líderes trabajan la motivación con mayor fluidez y sacan lo mejor de su personal gracias a la personalización de la relación, conocimiento personal e involucramiento que pueden ofrecer con mayor ventaja.

Otro beneficio, es que las empresas ganan un mayor enfoque humano: generar ganancias –sin duda– pero sin descuidar los beneficios e impacto sociales. Esto, además, promueve una búsqueda permanente para aumentar la integración y la confianza en los equipos, lo cual favorece que la misión de la empresa sea vista de forma colectiva, sensible, participativa e inclusiva, desalentando el egoísmo, la competencia y el aislamiento.

Por último, no considero que haya un gran diferencial entre lo que debe ser un buen líder mujer u hombre. Ambos deben tener en cuenta estos valores y esta forma de trabajar con sus equipos. Igualmente, creo que los liderazgos son distintos.  Por lo general en el liderazgo femenino, se destaca la capacidad de escuchar, la sensibilidad en los vínculos, la facilidad para comunicarse, la intuición y nuestra capacidad multitarea. Nuestro liderazgo es más contenedor, cooperativo, somos más flexibles y sabemos trabajar en equipo. Una buena líder mujer tiene que ser ella realmente, como lo es con sus hijos, con su pareja, mostrarse autentica, genuina.

Columna Opinón – Vanesa Rivera

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